Muy bien sabemos que podemos, como seres humanos y también como profesionales o alumnos en vías de tener el título profesional, cometer errores, ya sea por mala planificación de un tratamiento, por omisión, negligencia(que no es lo mismo que error, negligencia es no hacer lo que se debe, error es hacer mal lo que se debe) y por múltiples factores asociados al clínico como al cliente.
Sin embargo, cada día, el mercado y las exigencias, además del conocimiento del paciente o cliente, tienen sobre la palestra los temas de deberes y derechos y los delitos que uno y el otro podemos cometer, muchas veces por el factor descuido o por responsabilidad e irresponsabilidad de las partes.
De todos modos, la balanza del poder judicial se inclina hacia el objeto o sujeto dañado, por eso, aún cuando ofrezcamos la información, las disculpas pertinentes y un nuevo tratamiento reparativo, el paciente tiene en sus manos el derecho de acudir a la justicia.
Acá dejo un abstracto de un acta judicial de Venezuela, sobre cómo se enfrenta el clínico a un paciente frustrado por perjuicio, sea el clínico culpable o no.
Dicha situación también hay que tenerla en cuenta en los tratamientos a realizar, la información oportuna y precisa que otorgamos, el valernos de consentimientos informados, el asesoramiento por consentimientos, ojalá notariados y certificados, no un simple papel y la competencia moral, ética, sicológica, cognocitiva, motriz, de pronóstico real, de posibilidades reales según patología y recursos del paciente, de la clínica, de la situación geográfica, conocimiento del aspecto sicológico del paciente, no tener reparo en derivar cuando no es nuestra área de competencia o no estamos seguros y, por sobre todo, actuar éticamente pero con conocimiento y asesoría jurídica.
Esto lo dedico, más que nada, a los clínicos, no por desmerecer al paciente o cliente, pero creo que es necesario saber que hay negligencias, errores, iatrogenia, infortunios que nos pueden llevar a enfrentar situaciones complicadas, pues hemos dañado, sin querer, partes de un organismo del cliente que vino en busca de tratamiento y solución y, que para colmar su descontento, ha pagado por un bien que no se le entregó.
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